En el Parque Periurbano de Conservación y Ocio
Dehesa Boyal de Montehermoso abundan árboles centenarios que están llenos de
historia y que han sido testigos del paso del tiempo y de las huellas que
dejaron nuestros antepasados. Han resistido a todo tipo de inclemencias, desde épocas
de sequia o los fuegos provocados por la mano del hombre, convirtiéndose en auténticos
supervivientes y símbolos de la naturaleza.
En este espacio natural protegido hay uno que
destaca entre todos, La Gran Encina. Este emblemático ejemplar llama la
atención de quien lo visita por su impresionante presencia y grandes
dimensiones, además de por ser uno de los más antiguos que se conocen.
Sus ramas han proporcionado leña para aliviar el
frio invierno y sus bellotas para alimentar al ganado que pastaba en la dehesa.
Su copa ha dado sombra y servido de refugio durante siglos a hombres y
animales.
Este árbol legendario está situado en un paraje
donde abundan restos arqueológicos prehistóricos, dólmenes, cistas, aldeas y varios
asentamientos antiguos.
Merece la pena visitarlo y admirar su presencia y
la del conjunto megalítico donde se encuentra para entender la conexión de la
historia con la naturaleza. Todo siempre desde el respeto y conocimiento.