Este año he andado por nuevos
caminos, llenos de emoción y desafíos, llenando mi vida de intensidad y
emoción. He sembrado pasión en cada cosa que hacía, recogiendo experiencias que
me han hecho crecer tanto a nivel personal como profesional. He aprendido a
valorar cada pequeño logro, a superar adversidades con determinación y a
disfrutar de los momentos compartidos, preparándome con entusiasmo para los
retos y oportunidades que el futuro me traerá.
Reflexiono sobre cómo 12 meses
quedaron atrás, cómo 365 días están a punto de pasar, mientras hago balance de
lo que viví y de lo que entregué en cada momento, que sin duda fue mucho más de
lo que esperaba dar, repaso y evalúo y me siento orgulloso por todo lo que
logré, demostrar que cada cosa que hice dejó huella, contribuyendo a mejorar la
vida de los demás y a fortalecer mi propio camino.
Echo la mirada atrás y mucho más
atrás, hasta llegar a ese niño que disfrutaba con la naturaleza y veo cómo la
vida ha pasado, cómo cada experiencia vivida me ha forjado, cada caída me ha
enseñado, y cada logro me ha impulsado. Hoy estoy aquí, llevando conmigo las
lecciones del pasado, con gratitud por el camino recorrido y con esperanza por
todo lo que aún está por venir.
Pienso y me siento orgulloso y
contento de no dejar nunca de lado principios y valores fundamentales que no
estoy dispuesto a negociar por nada del mundo. Que renunciar a ellos es
renunciar a una parte de mi vida y a comprometer mi esencia, mi autenticidad y
mi propósito de vivir plenamente, pues son esos principios y valores los que me
guían y definen mi camino hacia una vida con sentido y satisfacción personal.
He conocido este año a personas
increíbles que son verdaderos tesoros, y que se han convertido con el tiempo en
grandes amistades que me han hecho valorar aún más la vida y la amistad.
Gracias, porque he aprendido el verdadero significado de la lealtad y el apoyo
incondicional. Cada encuentro, cada conversación, cada experiencia, ha sido una
lección valiosa que me ha enriquecido como persona.
He aprendido que la sabiduría se
encuentra en los pequeños detalles y que la vida es un constante aprendizaje.
He encontrado la belleza en lo más sencillo y he disfrutado cada momento como
si fuera el último. He hallado paz y armonía en la naturaleza, apreciando las
maravillas del mundo que nos rodea. Cada experiencia me ha enseñado a vivir con
gratitud, a valorar lo que tengo y a compartir esa paz y armonía con los demás.
Y, sobre todo, he descubierto nuevas
pasiones que me llenan de energía y me motivan a seguir adelante cada día. Este
año ha sido un viaje de autodescubrimiento, donde he dejado atrás viejas
versiones de mí mismo para dar paso a alguien más fuerte, más sereno, más sabio
y más feliz. Estoy profundamente agradecido por todo lo
que este año me ha brindado, que para mí ha sido un regalo que atesoraré
siempre.
Al final, he comprendido que no somos
tan trascendentales como solemos pensar. Algún día dejaremos de estar aquí, y
el mundo seguirá avanzando mientras otra persona hará lo mismo que nosotros y
la vida continuará. Solo si marcamos una diferencia positiva y dejamos un
recuerdo especial en el alma de alguien podremos ser recordados con cariño y
gratitud por lo que fuimos y por la huella que dejamos en su vida.
Todos cambiamos, todos evolucionamos y nos
reinventamos, pero si lo hacemos que sea siempre para mejor. Todos nos debemos
a quien nos apoya, nos valora y nos respeta, y es ahí donde nuestra confianza
debe ser depositada. Son esas personas las que nos impulsan a seguir adelante,
a crecer y a ser mejores cada día. Agradecerles y reconocer su presencia es
fundamental para mantener relaciones auténticas y llenas de propósito.
Ahora, tras tantos años, valoro cada
vivencia, celebro cada experiencia y continúo ayudando y apoyando a quienes lo
necesitan, porque la vida nos enseña que quizá mañana seamos nosotros quienes
precisen apoyo y ayuda. Del pasado extraemos lecciones, del futuro ignoramos
qué nos traerá, pero el presente merece vivirse con entusiasmo pleno. Mi
dedicación en cada proyecto está garantizada. Este próximo año que se avecina
traerá nuevas oportunidades y energías renovadas para seguir adelante con emoción
y empeño.
Al nuevo año no le pido, sino que le
ofrezco lo mejor de mí: esfuerzo, perseverancia, entusiasmo, pasión y
aprendizaje constante. Seguiré compartiendo mi amor por la naturaleza y nuestro
patrimonio, especialmente el de Montehermoso mientras la vida me inspire.
Gracias a todos aquellos que han compartido conmigo este camino en este
maravilloso viaje: en los ríos, en la dehesa, en nuestros entornos naturales...en
la vida caminando a mi lado. Eternamente agradecido por todo.
Así como la naturaleza se renueva en cada
estación, que este nuevo año os traiga un ciclo de crecimiento, aprendizaje y
felicidad. ¡Feliz Año Nuevo!