domingo, 5 de enero de 2025

Un viaje en el tiempo por la dehesa boyal de Montehermoso

La dehesa boyal de Montehermoso es un tesoro natural y cultural que nos invita a un viaje en el tiempo. Este paraje único, con su rica biodiversidad y su patrimonio arqueológico, nos ofrece la oportunidad de conectar con nuestras raíces y comprender mejor la historia de la humanidad.

Al adentrarnos en la dehesa, nos encontramos rodeados por un paisaje que ha sido moldeado por la mano del hombre durante milenios. El paisaje de encinas, alcornoques, robles, mestos y quejigos constituye un ecosistema de gran valor ecológico, y fue en su día el escenario de la vida de nuestros antepasados.

La dehesa es un ejemplo de cómo el hombre puede convivir en armonía con la naturaleza, creando un paisaje productivo y sostenible. Esta relación simbiótica entre el hombre y el entorno natural ha dejado una profunda huella en nuestro patrimonio cultural y natural.

A través de la tala selectiva y el pastoreo, el hombre transformó el bosque mediterráneo original en un mosaico de bosques, pastizales y cultivos que perduró hasta nuestros días.

Al explorar este lugar, podemos admirar impresionantes construcciones de piedra que servían como monumentos funerarios, conocidas como dólmenes. Estas antiguas estructuras, compuestas por enormes losas de granito, fueron erigidas por nuestros antepasados hace miles de años, entre el Neolítico final y el Calcolítico. Son un testimonio de la habilidad y el ingenio de aquellos primeros pobladores y un legado de nuestros antepasados que nos conecta con un pasado remoto.

Además, la elección de los lugares para construir los dólmenes no fue casual, pues se buscaban puntos altos con vistas despejadas y una fuerte conexión con el entorno natural. También la proximidad a fuentes de agua y la abundancia de materiales para su construcción. Esto sugiere que para estas sociedades, los dólmenes eran lugares sagrados donde se celebraban rituales funerarios y se conectaba con el mundo espiritual. La disposición de la entrada y su orientación hacia la salida del sol sugiere un profundo conocimiento y una simbología que aún hoy en día desconocemos en su totalidad.

La construcción de un dolmen requería de una gran organización y esfuerzo colectivo, lo que nos habla de sociedades complejas y bien estructuradas. Las enormes losas de piedra, algunas de varias toneladas, debían ser transportadas desde canteras lejanas utilizando ingeniosos sistemas de palanca y rodillos. Una vez en el lugar, estas piedras eran colocadas en posición vertical con una precisión asombrosa, formando las paredes de la cámara funeraria. Finalmente, se colocaba una losa horizontal como cubierta, dando lugar a una cámara oscura y hermética. La construcción de un dolmen era una hazaña arquitectónica que requería la coordinación de decenas, incluso cientos de personas.

Los dólmenes no son los únicos vestigios del pasado que podemos encontrar en la dehesa. Numerosos restos arqueológicos, como túmulos, restos de asentamientos, tumbas individuales y altares rupestres, nos permiten reconstruir la vida cotidiana de nuestros antepasados. Estas sociedades, estrechamente vinculadas a la naturaleza, dejaron su huella en el paisaje a través de estos monumentos funerarios y lugares de culto. Sus creencias religiosas y su profundo respeto por la naturaleza se reflejan en la elección de los lugares para construir sus asentamientos y monumentos.

Imaginemos por un momento cómo sería la vida en la prehistoria. Los hombres y mujeres de aquella época eran nómadas, cazadores y recolectores. Dominaban el arte de tallar la piedra, la madera y el hueso, y fabricaban utensilios para la caza, la pesca y la recolección. 

Vivían en pequeñas comunidades donde cada miembro tenía un rol específico y tenían una estrecha relación con la naturaleza. Para sobrevivir, nuestros antepasados desarrollaron una gran variedad de técnicas y herramientas.

Pero también hay que mencionar que a pesar de los estereotipos de género, la caza no era una actividad exclusiva de los hombres en la prehistoria, ya que la división del trabajo en las sociedades prehistóricas era más flexible de lo que se pensaba.

Tanto los hombres como las mujeres contribuían a la subsistencia del grupo a través de la caza y la recolección. Las mujeres, por ejemplo, eran expertas en la caza de aves y pequeños mamíferos, utilizando arcos y flechas especialmente diseñados. Los hallazgos arqueológicos, como huesos de animales con marcas de cortes y herramientas de caza asociadas a enterramientos femeninos, demuestran que las mujeres desempeñaban un papel fundamental en la provisión de alimentos para la comunidad.

Los ancianos eran los depositarios de la sabiduría ancestral, transmitiendo a las nuevas generaciones conocimientos vitales sobre la naturaleza, la caza, la recolección, asegurando así la supervivencia de la tribu. El Chamán, como líder espiritual, poseía conocimientos sobre plantas medicinales, rituales y fenómenos naturales, y guiaba a al grupo en momentos de crisis. Juntos, ancianos y chamanes aseguraban la transmisión de conocimientos y valores, fortaleciendo los lazos sociales y espirituales de las comunidades prehistóricas.

Con el paso del tiempo, algunas comunidades comenzaron a experimentar con la agricultura, cultivando cereales y legumbres, lo que les permitió establecer asentamientos más permanentes y desarrollar sociedades más complejas.

Al caminar por la dehesa boyal de Montehermoso, no solo estaremos admirando la belleza de la naturaleza, sino también recorriendo los lugares donde nuestros antepasados vivieron y murieron. Cada árbol, cada piedra y cada rincón de este paisaje encierra una historia milenaria y un legado arqueológico de incalculable valor.

La dehesa boyal de Montehermoso no es solo un hermoso paisaje natural, sino también un auténtico libro abierto que nos narra la historia de la humanidad. En este precioso paraje de Extremadura, los vestigios del pasado se entrelazan con el presente, invitándonos a un apasionante viaje en el tiempo.


Paraje Natural y cuevas graníticas de Las Potras. Espacios Naturales Protegidos de Montehermoso

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Flora y Fauna de Montehermoso

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Parque Periurbano de Conservación y Ocio “Dehesa Boyal de Montehermoso”

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Conjunto megalítico en Montehermoso

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