Apenas tenía cinco años de edad, cuando mi padre, el recordado Tío Picho, me llevaba con él, montado en el borriquillo, a visitar sus colmenas. Yo, aunque era muy pequeño, escuchaba embelesado y atentamente los sabios consejos que mi padre me daba. Él era una persona que amaba el mundo de las abejas y a la naturaleza en general. Cuantas cosas me enseñaba y cuantas anécdotas me contaba de aquellos duros años en los que le tocó vivir. Siempre estaba repitiéndome que, a los animales y en este caso, a las abejas había que mimarlas y cuidarlas, ya que representan a esa naturaleza viva que todos tenemos que admirar y proteger.
Me decía: “hijo, has de saber que si las abejas desaparecieran, la vida en el planeta Tierra dejaría de existir en poco tiempo”. Igualmente, me hablaba de los productos naturales y medicinales que ellas, tan minuciosamente, elaboran, como es la miel, el polen, la jalea real, el propóleo, la cera,… que con trabajo intenso nos ofrecen diariamente a la humanidad. Y no sólo esto, sino que también polinizan millones y millones de plantas, haciendo un gran beneficio a la agricultura. Podríamos decir que muchos agricultores con grandes extensiones de árboles frutales se ven compensados con mayor producción por ese gran esfuerzo que realizan las abejas.
Otro de los beneficios que aportan estos insectos al ser humano es su poder medicinal: está demostrado que su picadura (excepto en personas alérgicas) tiene propiedades terapéuticas, que ayudan a mejorar dolencias articulares (reuma, artrosis,…). Este tratamiento, denominado apiterapia, está adquiriendo cada día mayor importancia, puesto que es un tratamiento natural con efectos muy positivos. En la mayoría de los casos, los pacientes mejoran su salud. Este fue el caso de mi padre, el patriarca hurdano Tío Picho, que padeció reuma durante más de 15 años. Gracias a las continuas picaduras que recibía cuando iba a las colmenas, mejoró de modo sorprendente de sus dolencias. Es por ello que, a partir de ese momento, El Tío Picho, agradecido por su mejoría y por los productos apícolas que obtenía, se sintió en la obligación de divulgar la gran cantidad de valores positivos que las abejas tienen.
Otro de los beneficios que aportan estos insectos al ser humano es su poder medicinal: está demostrado que su picadura (excepto en personas alérgicas) tiene propiedades terapéuticas, que ayudan a mejorar dolencias articulares (reuma, artrosis,…). Este tratamiento, denominado apiterapia, está adquiriendo cada día mayor importancia, puesto que es un tratamiento natural con efectos muy positivos. En la mayoría de los casos, los pacientes mejoran su salud. Este fue el caso de mi padre, el patriarca hurdano Tío Picho, que padeció reuma durante más de 15 años. Gracias a las continuas picaduras que recibía cuando iba a las colmenas, mejoró de modo sorprendente de sus dolencias. Es por ello que, a partir de ese momento, El Tío Picho, agradecido por su mejoría y por los productos apícolas que obtenía, se sintió en la obligación de divulgar la gran cantidad de valores positivos que las abejas tienen.
Hoy en día, sesenta años más tarde, soy yo quien transmite estos conocimientos y admiración por las abejas a mis hijos y nietos. ¡Qué razón tenía mi padre¡. Este mundo es fascinante y cada día que visito mis colmenas compruebo, con orgullo, cómo estos diminutos animales contribuyen de manera tan importante en la sociedad.Nosotros, los humanos, tenemos que aprender mucho de estos y otros animales que nos dan ejemplo de cómo hay que cuidar a la naturaleza. En nuestro día a día, deberíamos intentar ayudar, en lo posible, a conservar y proteger el medio ambiente. De esta forma estaremos haciendo algo importante por el futuro de nuestra especie y las demás especies de flora y fauna que pueblan nuestro planeta.
Con mucho cariño, desde la comarca de Las Hurdes, para la Asociación Andares.
Con mucho cariño, desde la comarca de Las Hurdes, para la Asociación Andares.
Anastasio Marcos (El Tío Picho, hijo)
.jpg)
