Arroyo del Pez, 26 de mayo de 2020 |
El Arroyo del Pez mantiene una
parte importante de biodiversidad en su recorrido fluvial y serpentea entre
afloramientos pizarrosos flanqueados por pequeños regatos y valles de gran
belleza. Al final de su recorrido por esta majestuosa dehesa boyal de
Montehermoso se envuelve en pequeños meandros que muchos paisanos llamaban
“espichones” en nuestra habla popular.
Y esa sinuosidad pronunciada se ve
coronada por pequeños miradores de pizarra que nos ofrecen un bello espectáculo
entre zonas de umbría donde el canto de los pájaros se aprecia mejor sin la
actividad humana. Donde solo el tintineo del cencerro de las vacas rompe el
sonido melodioso y tranquilo de la naturaleza.
En los taludes de los márgenes del
arroyo, los abejarucos revoletean bulliciosos después de perforar la tierra
para hacer sus nidos y guarecer a sus crías. El ratonero surca el cielo con su
característico aleteo y alerta a las tórtolas que vuelan lejos de su alcance.
Desde un rosal silvestre el ruiseñor da todo un recital y es acompañado por el
canto de la oropéndola, el cuco y la abubilla.
La dehesa boyal de Montehermoso es
un paraíso de biodiversidad con grandes valores naturales de especies vegetales
y animales, cuyos paisajes y encinas centenarias guardan desde hace siglos mucha
historia en estos hermosos parajes. Este espacio natural protegido es el
principal destino de naturaleza de nuestro pueblo. Por todo ello, y por respeto
a nuestros antepasados y todo su patrimonio, estamos en la obligación de
conservar este importante legado cultural y natural.