Miguel Garrido Dominguez
Siempre he tenido por costumbre el
agradecer a aquellas personas que me han ayudado y apoyado en esta vida, esto
es algo que también hago extensivo a toda la gente que ha realizado una gran
labor o buenas prácticas con nuestro entorno natural y nuestro patrimonio. Y entre
todos ellos siempre aparece Miguel Garrido Dominguez, aquel buen hombre que dejó
tantos escritos sobre la historia de Montehermoso, sus paisanos, costumbres,
tradiciones, oficios tradicionales y su querida dehesa.
En honor a su trayectoria y en
sincero agradecimiento a su labor de recopilación y divulgación de la cultura
popular Montehermoseña, y muy especialmente por el cariño que mostró con los
entornos naturales de nuestro pueblo (especialmente la dehesa), le dedicamos el
12 de mayo una jornada muy especial. La Asociación Andares organizó la Ruta al
Lavíl de Miguel en la dehesa boyal de Montehermoso con un recorrido que nos
llevó desde Parque Municipal - Paseo de San Cristobal - Piedra Bollera - Camino
de las Tierras Nuevas - Fuente del Bote - Piedras del Agua - Lavil de Miguel. La
distancia recorrida fue de 10 kilómetros y la duración final de 3 horas.
Un grupo de gente que participó
de una bonita experiencia y disfrutó del colorido y belleza de la flora del
entorno, y entre ellas sus nietas y su yerno que se emocionaron cuando
visitamos “Las Piedras del Agua” y el “Lavíl de Miguel”.
Como curiosidad deciros que el
día antes estuve en Las Piedras del Agua y estaban totalmente secas, pero al día siguiente cuando llegamos allí, el
agua brotaba entre ellas y era como si lo hubiera hecho muy poco antes de que llegáramos
nosotros.
Esta tarde estuve con Pilar y Ana
hablando de su abuelo, su vida y su trayectoria, pasamos unos momentos muy
emocionantes por recordar todo lo que él hizo por nuestro patrimonio. Les enseñé
la emotiva carta que su madre me dedicó y que su padre me entregó ese mismo día
durante la ruta. Aquí os la dejo.
Las Piedras del Agua
Carta de Feliciana Garrido
Hoy es un día especial para mí y
mis hijas, y yo te agradezco de todo corazón amigo Juan Jesús, por este bonito
homenaje que has tenido en recuerdo de mi padre, que era un gran admirador de
esta hermosa dehesa que tenemos en nuestro pueblo.
Tenemos que sentirnos orgullosos
de nuestra naturaleza, sin ella no tendríamos vida, ni personas, animales o
plantas. Yo se que tú estás haciendo una bonita labor y has aprendido mucho en
estos años.
Hoy me gustaría poder
acompañaros, pero las circunstancias de la vida me lo impiden. He ido muchas
veces al Lavíl de Miguel con mis padres y mis hijas. El nos contaba que por
allí iban las mocitas a lavar, y con su
salero y sus cantes alegraban el campo. Los pajaritos volaban contentos de un
lado a otro y bebían de aquellas aguas limpias que salían de entre las piedras
del legendario Lavíl de Miguel.
Un Saludo Amigo Juan Jesús
Montehermoso, 12 de mayo de 2013
En el Lavil de Miguel