Cruz de la Ansomá con la torre de la iglesia al fondo
La tarde del 16 de enero
di un paseo hasta la Cruz de la Ansomá, en el camino hablé con amigos de
nuestra historia, nuestros cruceros, también de nuestras tradiciones. Me
encontré con gente que me preguntaba que pájaros fotografiaba en el camino, y
les conté varias cosas sobre las aves que veíamos en el entorno y la poca
atención que se les prestaba. Me preguntaron por el reportaje de La Majá de Los
Porqueros y me felicitaron por defender con tanto entusiasmo nuestro
patrimonio.
Y caminé y
llegué a este histórico crucero que guarda recuerdos de episodios históricos de
nuestros antepasados. Luego fui a ver antiguos chozos tradicionales de piedra
que llevan siglos vigilando nuestros campos, dehesas y olivares.
Y volví a la
Cruz de la Ansomá a ver como el sol se escondía en el horizonte y como la luz
tenue envolvía los tejados y fachadas de mi pueblo Montehermoso. A lo lejos la
torre de la iglesia y enfrente los huertos adornados con encinas y olivos. Y a
mi lado el olor de la jara y la retama que se mecen suavemente al atardecer de
un día de invierno.
Regreso a
casa con el viento cada vez más frió, pero el corazón arde de emociones y
sensaciones. Una tarde, un paseo para hablar, aprender, enseñar y disfrutar.
Así concibo la Educación Ambiental y la Divulgación Cultural.