Estornino pinto (Sturnus vulgaris)

Estornino pinto (Sturnus vulgaris) sobre una Higuera (Ficus carica) en los olivos de la Ermita de San Bartolomé en Montehermoso (Cáceres).

Una jornada muy completa de turismo en Montehermoso

Gorra de espejo montehermoseña fundida en bronce.
Parque Temático de Extremadura en Montehermoso.

El sábado 15 de octubre un grupo de amigos de Cáceres tuvieron la oportunidad de disfrutar de una completa jornada descubriendo el turismo y los valores naturales y culturales que atesora el pueblo de Montehermoso.
 

 

 Exposición Museográfica en el Centro de Iniciativas Turística

Comenzamos con una visita a la exposición museográfica permanente situada en el Centro de Iniciativas Turísticas, donde expuse parte de la historia de nuestro pueblo que se ve reflejada en las impresionantes fotografías que allí se muestran. Di un repaso al folclore, costumbre y tradiciones populares, así como a enseñar la importancia de la Fiesta de Los Negritos de San Blas y su ancestral grupo de danzantes.

Barrio Judío de Hervás.
Parque Temático de Extremadura en Montehermoso.

El traje de Montehermoso y su original gorra fueron también protagonistas de la visita, fueron muchos los mitos que se aclararon respecto a la gorra y sus diferentes modelos. Hablé de la boda de Alfonso XII y María de las Mercedes y de los montehermoseños que fueron representando a la provincia de Cáceres. 

 

Puerta de Palmas de Badajoz.
Parque Temático de Extremadura en Montehermoso.

Expliqué las anécdotas y curiosidades en torno al cuadro de Sorolla Extremadura. “El Mercado”. Donde también aparecen pintados varios paisanos. Las fotografías de José Ortiz Echagüe también tuvieron un lugar destacado. No podían faltar las imágenes de Ruth Matilda Anderson y de otros fotógrafos y pintores extremeños.

 

La Gran Encina.
Parque Periurbano de Conservación y Ocio Dehesa Boyal de Montehermoso.

Luego hicimos una visita al Parque Temático de Extremadura, donde pudimos ver una representación del mapa de nuestra región y varios de los monumentos más representativos en miniatura. Los asistentes se quedaron encantados, pero a la vez sorprendidos por el estado de abandono de este recurso turístico.

Gran Dolmen
Parque Periurbano de Conservación y Ocio Dehesa Boyal de Montehermoso.

A mediodía comenzamos la ruta por el Parque Periurbano de Conservación y Ocio Dehesa Boyal de Montehermoso. Realicé un repaso por la prehistoria hablando de los primeros asentamientos humanos, como construyeron los dólmenes para sus enterramientos funerarios, los orígenes de la agricultura y las formas de vida de los grupos o clanes que aquí habitaban, y por último los diferentes aprovechamientos que tuvieron en la historia. Todo sin dejar de destacar que estábamos ante uno de los mayores conjuntos dolménicos de España que aun tiene varios restos arqueológicos por sacar a la luz.

Laguna Grande.
Parque Periurbano de Conservación y Ocio Dehesa Boyal de Montehermoso.

Visitamos el Dolmen de La Gran Encina, Gran Dolmen y Dolmen del Tremedal (Tremal). Algo que dejó a todos asombrados fue el majestuoso porte de La Gran Encina. Luego expliqué las diferentes quercíneas que nos encontramos (encina, alcornoque, roble, quejigo y mesto), antes de hacer una visita obligada a la Laguna Grande.

Puente de Simón Ruano.
Parque Periurbano de Conservación y Ocio Dehesa Boyal de Montehermoso.

Pasamos por la Laguna del Tremedal (Tremal) para ir por el legendario Puente de Simón Ruano y desde allí llegar al Complejo Etnográfico de La Majá de los Porqueros. Todo el mundo quedó impresionado por su belleza e importancia histórica, aunque también destacaron la poca limpieza de su entorno y la maleza cortada que lleva ahí tirada desde esta primavera.

Zahúrda en la Majada de Los Porqueros.
Parque Periurbano de Conservación y Ocio Dehesa Boyal de Montehermoso.

Para finalizar el recorrido por la dehesa pasamos por los merenderos, esta parte fue la más desagradable, suciedad, restos de botellón, ruidos y destrozos de la cobertura vegetal en esta parte de este Espacio Natural Protegido.

Chozo del Pastor en La Majada de Los Porqueros.
Parque Periurbano de Conservación y Ocio Dehesa Boyal de Montehermoso.

 La flora y la fauna de la dehesa tuvieron por supuesto un papel destacado en la ruta, al igual como las propiedades de muchas de las plantas que nos encontramos. Un punto destacado también fue el explicar en vivo y en directo el fenómeno de las hormigas voladoras.

Gran Zahúrda en La Majada de Los Porqueros.
Parque Periurbano de Conservación y Ocio Dehesa Boyal de Montehermoso.

El final de la tarde lo dedicamos a realizar una visita turística para ver en patrimonio y la arquitectura popular de Montehermoso. Estuve enseñando las casas más antiguas del pueblo con sus características puertas y cerraduras, y los símbolos grabados en la piedra de sus dinteles.

  

 Arquitectura popular de Montehermoso.

 

 Recorrimos las calles más estrechas y hablamos con la gente mayor del pueblo que se alegraron de que fuéramos a realizar una visita por sus casas. Por último vimos la Ermita del Cristo y realizamos una visita a la iglesia.

 
 Arquitectura popular de Montehermoso

Bisbita pratense (Anthus pratensis)

Bisbita pratense (Anthus pratensis). Parque Periurbano de Conservación y Ocio “Dehesa Boyal de Montehermoso”. 28 de octubre de 2016.

Papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca)

Tiempo de otoño, tiempo de esperanzas

El viejo tronco de alcornoque había permanecido todo el verano seco, la poca vida que albergaba era la de unos cuantos escarabajos, la chinche roja (Pyrrhocoris apterus) también conocida como chinche de la malva, zapatero o San Antonio. Aunque nosotros siempre la llamábamos de pequeño “Gusano moro”. Había también un elaborado hormiguero debajo de sus ramas y entre sus oquedades veía cruzar a menudo a la lagartija colilarga. Del paso del zorro daban cuenta sus huellas y excrementos, así como de una juguetona nutria que en los cercanos arroyos cangrejos cazaba.

Ahora llegado el otoño, con las primeras lluvias y los días soleados la hierba vuelve a brotar junto a él, los musgos y líquenes empiezan a decorar su corteza y como por arte de magia empiezan a aparecer las pequeñas setas que parecen resucitar como si fueran sus ramas.

Las hojas de un roble cercano empiezan poco a poco a tornar de colores pálidos, aunque todavía conserva muchas verdes, algunas cayeron presagiando que los días se acortaban, que las tardes perdían luz y color y los atardeceres rojos y naranjas se mostraban ante nuestros ojos que extasiados miraban.

Un ruido me hace levantar la cabeza y mirar hacia arriba, es entonces cuando veo una bandada de grullas surcando el cielo en perfecta formación, sus cantos anunciando su llegada nos van a alegrar estos fríos días de otoño y del invierno. Me quedo hipnotizado mirándolas como se pierden con el sol desdibujándose en el horizonte. Despierto, es hora de regresar, hoy ya he aprendido otra lección que me ha dado la naturaleza, cruzo arroyos con olor a poleo y me embriago del olor a campo antes de llegar a casa.

Tiempo de otoño, tiempo de esperanzas.

¿Por qué vemos el cielo naranja y rojo al atardecer?

Al atardecer cuando el sol cae en el horizonte, el cielo empieza a sorprendernos con bellos colores que van variando en tonos cálidos naranjas, rojos y amarillos. Especialmente hermosos son los atardeceres de otoño, que son autenticas pincelas de arte que nos dejan extasiados contemplando este maravilloso espectáculo de la naturaleza. Pero antes de nada tenemos que saber porque cambia de color el cielo.

¿Por qué vemos de color azul el cielo?

Cuando penetran en la atmósfera, los rayos de luz chocan con las moléculas que forman el aire: oxígeno, nitrógeno y gases nobles, polvo, gotas y cristales de agua. Aunque la luz se dispersa en todas las direcciones, no lo hace del mismo modo con todos los colores,  ya que tiene inclinación por las tonalidades azules.

¿Pero qué es lo que hace que cambie el color azul del cielo al atardecer?

Lo primero que tenemos que saber es que la luz solar que conocemos como “luz blanca”, está compuesta por todos los colores del arco iris (rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta). Ahora bien, la luz es una onda electromagnética y lo que hace que una luz sea diferente a otra es la longitud de onda o el rango de dicha frecuencia o longitud. La luz visible contiene las longitudes de onda que conseguimos apreciar, la más larga es la observamos como el color rojo y la más corta es la observamos como el azul o violeta.

 

¿Por qué vemos el cielo naranja y rojo al atardecer?

Cuando el sol se pone, los rayos que nos llegan tienen que recorrer un mayor camino hasta llegar a la tierra. Al llegar a la atmosfera, la luz de color azul se dispersa en todas las direcciones por igual y es la luz que nos llega a nosotros en la superficie. El resto de tonalidades, es decir la luz “menos azul”, continúan su camino y llegan a las nubes, iluminándolas por su parte inferior.

Al chocar estos rayos de luz en las nubes, la luz se refleja hacia la superficie terrestre y al atravesar de nuevo la atmósfera continúa perdiendo sus tonalidades cercanas al azul. Cuánto más bajo esté el sol en el horizonte, más atmósfera atravesará en su recorrido y más se potenciará este fenómeno. De esta forma, conforme va atardeciendo, las nubes pasan de un color amarillo suave hasta un rojo intenso.

Así, los tonos azules sufren tal dispersión que no llegan a nuestros ojos mientras que el naranja, rojo y amarillo sí. Cuantas más partículas sólidas hay suspendidas en el aire más coloridos y saturados son los atardeceres.

Todo este fenómeno se produce por el rebote, la dispersión de la luz, y la percepción final de nuestra vista.