José María Señorán Martín en la Ruta a la Necrópolis de la Dehesa Boyal de Montehermoso
José
María Señorán Martín es Licenciado en Historia por la Universidad Complutense
de Madrid. Realiza su tesis doctoral, centrada en la aparición del fenómeno
megalítico en la Alta Extremadura, en el Departamento de Prehistoria de la
Universidad Complutense de Madrid. Ha sido becario predoctoral en el Instituto
de Ciencias del Patrimonio (CSIC), Santiago de Compostela, durante los años
2010-2013.
En la
actualidad se encuentra terminando su tesis doctoral, centrada en tres líneas de
investigación independientes pero complementarias y convergentes a la vez. A
partir del estudio de la aparición de los paisajes megalíticos en Extremadura
se analiza la creación de los discursos
científicos sobre dicho período desde el Siglo XIX; por otro lado, la
aplicación de los Sistemas de Información Geográfica al estudio de los paisajes
monumentales nos permite una aproximación a las lógicas y patrones locacionales
de dicho fenómeno; finalmente, estos paisajes monumentales tienen como
consecuencia una materialidad que ha pervivido, en ocasiones, en el imaginario
colectivo de las comunidades locales, de ahí, la importancia en los procesos de
patrimonialización así como las diferentes metodologías o aproximaciones desde
la Arqueología Comunitaria.
Ha realizado
estancias de investigación en el Institute of Archaeology del University College
of London (2011) y en el Departament of Anthropology de la University of
Washington, Seattle (2012). Es miembro del Comité Científico del JIA (Jornadas
de Jóvenes en Investigación Arqueológica), así como del Comité Científico del
SOPA’14 (II Congreso Internacional sobre Educación y Socialización del Patrimonio
en el Medio Rural). Forma parte del Equipo de Investigación ARPA, Arte
rupestre, paisaje y poblamiento en el Alto Atlas (Oukaïmeden,Marruecos), dirigido
por la Doctora Marisa Ruiz-Gálvez Priego (Universidad Complutense de Madrid).
José María Señorán Martín en la Ruta a la Necrópolis de la Dehesa Boyal de Montehermoso
El conjunto megalítico de la Dehesa Boyal de
Montehermoso por José María Señorán Martín
1.
Introducción
El presente texto, pretende mostrar una primera
aproximación al estudio de los dólmenes localizados en la dehesa boyal de
Montehermoso. La primera publicación al respecto data del año 1998 cuando Ángel
Paule Rubio publica “Megalitismo en Montehermoso (Cáceres)” en los XXVII
Coloquios Históricos de Extremadura (Bueno, 2000). A partir de esa fecha se
iniciarán los estudios centrados en el megalitismo de esta localidad del norte
de Cáceres. Durante los años 1998, 1999 y 2000, en los meses de verano, un
equipo de la Universidad Complutense de Madrid, dirigido por Marisa Ruiz-Gálvez
Priego, llevarán a cabo las primeras investigaciones científicas en la dehesa
boyal de esta pequeña localidad. Durante el verano de 1998 procederán a
realizar la prospección de la dehesa del municipio. El resultado de esta
primera prospección fue la elaboración de la Carta Arqueológica de la dehesa
boyal. En este primer acercamiento, se lleva a cabo la documentación de cerca
de una veintena de arquitecturas megalíticas.
Posteriormente, durante el verano de 1999,
llevarán a cabo la excavación y restauración
del dolmen MH4, conocido como dolmen del Tremedal, que toma el nombre de una
laguna cerca utilizada para abastecer al ganado que ocupa la dehesa municipal.
Durante el verano del 2000, se actuará sobre otras dos estructuras, MH8 y MH11,
también conocidos como dolmen de las Colmenas y dolmen de la Gran Encina,
respectivamente, llevando a cabo labores de excavación y restauración. Además,
en el proyecto llevado a cabo en la dehesa se procedió a la rehabilitación de
estructuras tradicionales en la explotación de la dehesa, como dos chozos de
pastores y 4 zahúrdas de cerdos, llevando a cabo la creación de un itinerario
turístico dentro de la dehesa. Además, desde el año 1999 se realizan trabajos
de laboratorio con los materiales de estos dólmenes, trabajos que han
facilitado la publicación de dos artículos donde se dan a conocer los resultados
de las excavaciones (Ruiz-Gálvez, 2000; y Ruiz-Gálvez, 2001).
1.
Marco geográfico
Montehermoso se encuentra en las proximidades
del Sistema Hurdes-Gata, aunque en la zona llana, en las proximidades del río
Alagón, a unos 5 km. de distancia para ser más exactos. Su situación geográfica
le sitúa en un punto privilegiado dentro de la geografía del norte de
Extremadura, ya que en Montehermoso confluyen numerosas vías de comunicación,
ejerciendo como un auténtico cruce de caminos. En ella confluyen numerosos
caminos, por un lado, nos encontramos con la ruta que, dirección NO/SE, une
Portugal con el norte de Extremadura, facilitando el acceso de la Serra Malcata
a Extremadura a través del Puerto de Perales. Por otro lado, nos encontramos
con las vías que unen la Meseta con Extremadura, a través de los pasos de la
Sierra de Francia y la Sierra de Gata, a través del corredor Hurdes-Gata.
Finalmente, en dirección NE/SO nos encontramos con la falla de Plasencia y la
divisoria de aguas entre el Alagón y el Jerte, facilitando la comunicación
entre la Meseta y Extremadura en dirección NE/SO (Ruiz-Gálvez, 2000). Por lo
tanto, vemos como Montehermoso se inserta en un eje de comunicaciones.
Respecto a los suelos que conforman la Geología
del municipio, son suelos terciarios, que alternan las vetas de esquistos con
las de granitos, dando lugar a suelos con un nivel de acidez muy alto, poco
apto para la agricultura, pero apto para pastos y el paisaje adehesado. Los
dólmenes se sitúan en unas cotas entre los 350/380 m.s.n.m., en un paisaje
donde predominan las encinas, y donde los pequeños cursos de agua son
abundantes (Ruiz-Gálvez, 2001).
Mapa
general de la dehesa de Montehermoso con los dólmenes excavados localizados.
José M. Señorán Martín
1.
Dolmen del Tremedal o
Tremal
El dolmen del Tremedal, topónimo tardorromano
que hace referencia a temblor, el que se produce en el subsuelo cuando mana
agua, está situado en 4440308N y 0723769W coordenadas UTM. Se sitúa sobre una
pequeña elevación, presenta una cámara
circular con 9 ortostatos de granito, con corredor corto, algo desplazado
respecto al eje de la cámara, orientado hacia el SE. Se documenta un atrio,
donde aparecen restos de cerámica, puede que relacionados con episodios de
refundación del túmulo. El nivel sobre el que se depositan los ajuares parece
haber sido objeto de preparación, puede que rubefacción. El dolmen parece que
ha tenido dos fases constructivas, una inicial, en la que el dolmen está
formado por 3 anillos pericamerales, de esquisto y granito los dos primeros, y
de cuarzo el tercero, con una coraza de esquistos y cuarzos, y con una masa
tubular de unos 16-18 metros de diámetro. Posteriormente hay un recrecimiento
del túmulo. La coraza se cubre con cuarzos y cuarcitas.
Dolmen
del Tremedal, Montehermoso. Fotografía: José M. Señorán Martín
Respecto a los ajuares documentados, destacan
los microlitos geométricos sobre lámina de sílex blanco, jabonoso y beige.
También destacan las cuentas de collar, predominando las de pizarra, pero
también se documentan cuentas sobre “piedra negra” y sobre “piedra verde”, de
origen no autóctono.
1.
Dolmen de las Colmenas
o Gran Dolmen
El dolmen de las Colmenas (MH8), se sitúan en
las coordenadas 4440449N y 7233451W UTM, situado sobre una pequeña colina,
estaría formado por una cámara, con unos 9 ó 12 ortostatos de granito, y un corredor largo con 5 ortostatos a cada lado,
con orientación SE. Estaría formado por 2 anillos pericamerales, y la coraza
estaría recubierta por nódulos de cuarzo blanco y rojo. Los materiales
documentados son similares a los documentados en el dolmen del Tremedal, donde
predominan los geométricos sobre lámina y las láminas de sílex, predominando
los sílex blancos, beige y jabonosos. Los fragmentos de cerámica son bastante
pobres, predominando los fragmentos de pared y algunos mamelones. Las cerámicas
son toscas, con acabado alisado. Aparecen cerámicas de cocción reductora y
mixta. El desgrasante utilizado es de mica, cuarzo y feldespato, normalmente,
de pequeño y mediano tamaño. También se documentó un gran molino de granito.
Dolmen de Las Colmenas o Gran Dolmen. Fotografía: José M. Señorán Martín
1.
Dolmen de la Gran
Encina
El dolmen MH11, también conocido como dolmen de
la Gran Encina, se sitúa también sobre una pequeña elevación del terreno. Sus
coordenadas UTM son 4440495N y 72336550W. Al igual que los anteriores, el
granito es la materia prima básica en la construcción, aunque también se
documenta alguna laja de esquisto. La cámara, circular, está formada por unos
11-12 ortostatos de granito, el corredor, largo, se orienta en sentido SE. En
la cámara se documentan cantos, que pudieron servir de calzos de unos posibles
pilares que sujetaran la cubierta. Este dolmen es el que mejores materiales ha
presentado, documentando los ajuares en fondo de cámara. Estos ajuares están
formados por elementos de sílex, similares a los explicados anteriormente, con
geométricos y láminas de sílex. También se han documentado cuentas de collar de
pizarra y fragmentos cerámicos. Destacan las pequeñas hachas y azuelas de
fibrolita, de gran calidad técnica. También se han documentado lo que parecen
ser colgantes de pizarra, circulares, y con decoración pictórica. Los
materiales son similares a los documentados en la zona portuguesa de la región
de Viseu, en la zona del Mondego (Senna-Martínez. 2000; y Senna-Martínez et
alii, 2000).
Dolmen de La Encina. Fotografía: José M. Señorán Martín
1.
Paisaje de dehesa y
cronologías.
En lo que se refiere a cuestiones de
palinología, los análisis realizados, parecen mostrar un paisaje relativamente
abierto, con herbáceas, gramíneas y jaras. Los árboles no parecen abundar, pero
se documentan pólenes de roble, pino silvestre y acebuches, también pólenes de aliso
y fresno, lo que indicaría un clima más húmedo (Ruiz-Gálvez, 2000). No se
documentan pólenes de cereal. Parece corresponderse con el inicio del paisaje
adehesado, aunque más clareado que el paisaje actual.
Respecto a la cronología, se han realizado
muestras de C14, que parecen situar los dólmenes de Montehermoso en torno al la
primera mitad del IV milenio a.C., en la transición del Neolítico Final al
Calcolítico, entendiendo el Calcolítico a partir de sus transformaciones
tecnoeconómicas, caracterizado por la Revolución de los Productos Secundarios
(Sherratt, 1981-1983; citado en Ruiz-Gálvez, 2000), caracterizado por la
explotación ganadera y la aparición del paisaje de dehesa.
Todo ello, parece indicar que dólmenes serían obras arquitectónicas llevadas
a cabo por grupos con una economía basada en la ganadería, complementada por la
caza-recolección y una agricultura marginal, con un uso flexible del medio
sobre una base más ganadera que agrícola. Estos grupos realizarían movimientos
trasterminantes entre valle y montaña. Durante los meses de primavera y verano
estos grupos subirían a la sierra, para aprovechar los pastos frescos de la
sierra. Durante el otoño y el invierno bajarían a aprovechar los pastos de las
zonas bajas, recolectando, cazando y elaborando útiles. La presencia de
molinos, morteros, etc. en las proximidades de los dólmenes de Montehermoso
parecen relacionar las zonas de enterramiento con las zonas de hábitat, tal y
como han señalado otros autores (por ejemplo, Senna-Martínez et alii, 1997). La
aparición de elementos fabricados sobre materia prima alóctona evidencia
contactos con otras zonas. Por lo tanto, los dólmenes de Montehermoso podrían
responder a esos grupos que practican movimientos estacionales buscando pastos
frescos para el ganado, moviéndose entre la zona de sierra y el valle,
imitando, posiblemente, los movimientos que anteriormente realizaban tras los
animales salvajes. La existencia de atrios podría responder a ritos de
refundación del dolmen. En la vecina Serra da Estrela, Senna-Martínez ya
establece un modelo similar para interpretar el foco megalítico de la
Plataforma del Mondego, proponiendo un modelo socioeconómico de ganadería
transterminante, con complementos de caza-recolección y horticultura (Senna-Martínez,
1987)
2.
El foco megalítico,
análisis práctico y aportación teórica.
Es interesante analizar el foco megalítico de Montehermoso
insertándolo en su contexto geográfico, y viendo su posible relación con rutas
de movimiento de ganado, rutas de gran importancia para entender el megalitismo
de la zona noroccidental de Cáceres, especialmente el foco de Montehermoso.
Para ello, además de analizar las posibles rutas ganaderas es necesario
analizar las características de los suelos
de las zonas a analizar.
En el caso del foco megalítico de Montehermoso,
su geología se caracteriza por el predominio de areniscas y conglomerados
terciarios, aluviales y coluviales cuaternarios y granitos moscovíticos, así
como granitos de dos micas en menor medida.
Las características de estos suelos con altos
porcentajes de acidez dificultan enormemente la agricultura y favorecen, por el
contrario, la aparición de pastos para el ganado. De esta manera, creo que
debemos desechar las hipótesis generalistas (por ejemplo, Bueno, 1988), que
asocian el megalitismo extremeño con grupos agrícolas. Se trata de una zona
propicia para la práctica ganadera, sobre todo en determinados momentos del
años, especialmente entre octubre y mayo, momento en el que las dehesas de la
zona se caracterizan por la aparición de pastos frescos y numerosos regatos,
hecho que favorecería la práctica ganadera, así como la recolección de la
bellota, por ejemplo, para elaborar harinas.
Otra de las características del terreno que
debemos tener en cuenta son las relaciones de los megalitos con pequeños cursos
de aguas en sus proximidades, favoreciendo la aparición de un paisaje
caracterizado, durante los meses de otoño e invierno, por la abundancia de
pequeños cursos de agua y zonas de humedales.
Los dólmenes se sitúan en unas cotas que van de
los 400 a los 424 m.s.n.m., sobre pequeñas lomas o elevaciones del
terreno, próximos a los arroyos del
Perdiguero y de la Higuerita, así como cercano a fuentes naturales, como la
Fuente del Jerrao, conocida en el municipio por sus cualidades curativas.
Características del relieve geográfico de Montehermoso. José María Señorán Martín
Como muestra la imagen superior, el relieve de
Montehermoso se caracteriza por la existencia de pequeñas ondulaciones y
elevaciones del terreno, así como por estar surcado por numerosos cursos de
agua de bajo caudal.
1.
Conclusiones.
El discurso que ha predominado en Extremadura
para dar respuestas al fenómeno megalítico parece dirigirse, en la mayoría de
las ocasiones, a afirmar que los grupos humanos que habitaron la región desde
fines del Neolítico, y relacionados con tal fenómeno funerario, utilizaron la
agricultura como sistema económico principal. El problema radica cuando
analizamos el registro arqueológico que se ha ido documentando a lo largo de
los años.
Consciente de que la aparición del megalitismo
supone un cambio en las concepciones de espacio y tiempo de los grupos humanos,
como he repetido en numerosas ocasiones, también creo que el megalitismo lleva
consigo una función más práctica y tangible, es decir, que por encima de ese
cambio que supone a nivel cultural y racional, y todas las implicaciones
sociales y culturales que posee, creo que tiene una funcionalidad “evidente”.
La aparición de unas nuevas concepciones de espacio y tiempo creo que pueden
ser generalizables, en cierta medida, ya que parece que en un momento
determinado, en toda la costa Atlántica europea y zonas del interior, surgen
estas nuevas concepciones, caracterizadas por la imposición de la cultura sobre
la naturaleza, “objetivándola”, con la aparición del “pensamiento neolítico”,
diferente de la aparición de la “economía neolítica”, que en algunas zonas no
aparecerá hasta época Medieval, y caracterizada por la introducción de técnicas
que favorezcan una agricultura y ganadería intensivas (Criado, 1993). Pero
además, los megalitos pudieron ser utilizados como elementos o referentes
visuales en el paisaje que evidenciaban el control de una serie de recursos por
parte de una comunidad. Desde esta concepción es desde la que creo que no nos
es posible generalizar, y debemos entender los megalitos en su contexto
particular. Sería absurdo establecer que los dólmenes de Extremadura son el
reflejo de la apropiación de la tierra por parte de grupos agrícolas, ya que
existen zonas en las que la agricultura no pudo llevarse a cabo en épocas
prehistóricas, sobre todo teniendo en cuenta que no se documentan tales
prácticas en el registro arqueológico. Por ello, una vez analizado el registro
arqueológico del foco megalítico de Montehermoso, sería posible establecer que podría
estar relacionado con la apropiación o reclamación de pastos por parte de
grupos ganaderos trasterminantes mediante la exhibición de los muertos. Estos
grupos realizarían movimientos valle/sierra en busca de pastos frescos para el
ganado, de esta manera, los dólmenes se insertarían en rutas cortas transterminantes así como en
rutas de mayor y más largo recorrido, evidenciadas por la aparición de
elementos o ítems arqueológicos de zonas más alejadas, como las “cuentas de
piedra verde”, principalmente calaíta y bariscita, documentada en Montehermoso
y, posiblemente, procedente del NO aunque la tradición de elaboración de estas
cuentas de collar es el NE (Rojo et alii, 1996); o la similitud de ajuares
entre zonas como Ciudad Rodrigo, norte de Cáceres o Portugal.
La aparición de estas rutas parece documentarse
desde el Calcolítico. Las características geográficas de Extremadura,
especialmente de la región noroccidental, favorecen los movimientos de los
grupos humanos, que aprovechan los diferentes pasos naturales para poder
moverse entre diferentes contextos geográficos, pudiendo moverse desde la zona
sur de la Meseta hasta zonas del Tajo. Todo ello favorece los contactos
culturales entre los grupos humanos, así como la práctica de una ganadería
itinerante.
Tal y como señala Ruiz-Gálvez (2000:188-189),
el norte de Cáceres se convierte en un auténtico cruce de caminos, evitando el
supuesto aislamiento geográfico gracias a la existencia de numerosos pasos
naturales que favorecen la comunicación y el movimiento de los grupos humanos.
De esta manera, podemos señalar la existencia de diversas rutas en diferentes
direcciones:
1.
En
dirección NO/SE, vemos como favorece la relación entre Portugal y el
noroccidente extremeño, a través de la serraMalcata se accede a Extremadura a
través del puerto de Perales.
2.
En
dirección Norte/Sur, uniendo la Meseta con Extremadura, a través de diferentes
pasos naturales. Nos encontramos con un acceso natural a través del corredor
Hurdes-Gata, aprovechando las bajadas de los ríos Tralgas y Árrago, y del río
de los Ángeles. En la misma dirección nos encontramos con las rutas que
aprovechan las bajadas del río Alagón, atravesando la sierra de Francia.
3.
En
dirección NE/SO, nos encontramos con dos bajas naturales. Por un lado, nos
encontramos con las bajadas que aprovechan la divisoria de aguas entre el
Alagón y el Jerte, bajando a través del puerto de Baños. Por otro lado, nos
encontramos la vía que une la zona de Ávila con Extremadura, aprovechando la
Falla de Plasencia, por donde discurre el río Jerte, y atravesando el puerto de
Tornavacas que une ambas regiones.
Fotografía: J.J. Sánchez
Montehermoso se sitúa en una zona abierta,
insertándose en un auténtico cruce de caminos, que conecta las vías que
relacionan el norte de la región extremeña con Portugal, la zona salmantina y
de Ávila. A simple vista, el hecho de que existan tales vías naturales de
comunicación no implica que hayan existido contactos culturales entre los
diferentes grupos humanos, en el caso de este trabajo, grupos humanos
megalíticos. Sin embargo, el registro arqueológico parece evidenciar tales
contactos. Se han realizado algunos estudios en la zona del SO salmantino que intentan relacionar el megalitismo con
vías naturales de comunicación (López Plaza et alii, 2000), en los estudios de
los ajuares, evidencian claras semejanzas entre el foco megalítico de Ciudad
Rodrigo y el norte de Cáceres. Comienza
a expandirse una especie de “ajuar tipo”, formado, sobre todo por geométricos y
láminas de sílex; puntas de flechas de sílex; cerámicas lisas, con cuarzo y
mica como desgrasantes, donde predominan los cuencos semiesféricos; cuentas de
collar, predominando las cuentas de pizarra; y hachas y azuelas de anfibolita,
especialmente. Según esta tesis (López Plaza et alii, 2000), los megalitos del
suroeste salmantino estaría relacionados con el control de vías privilegiadas
de paso, tal vez no controlaron los recursos, pero sí las bajadas de la sierra
hacia los llanos extremeños, controlando
el paso dirección Norte/Sur y viceversa, mediante corredores naturales, con
pequeños caminos y cordeles dirección Este-Oeste. Posteriormente, tal y como
señalan otros autores, (Ruiz-Gálvez y Galán Domingo, 1991 y 2001), estas rutas
de movimientos de ganado quedarán marcadas mediante la implantación de las
estelas, consideradas como hitos de vías ganaderas (Ruiz-Gálvez y Galán
Domingo, 1991).
Esta interpretación de los megalitos en relación
con grupos ganaderos transterminantespodría aplicarse para explicar el
megalitismo del norte de la región extremeña, como en el caso de Montehermoso.
Esto explicaría como entre los grupos del Neolítico Final e inicios del período
Calcolítico se producen una serie de transformaciones socioeconómicas derivadas
de la introducción de algunos elementos de la “Revolución de los Productos
Secundarios” (Garrido y Muñoz, 1997), y momento en el que aparecen sociedades
pecuarias desligadas de la agricultura (Pérez Ripoll, 1999). Las
características geomorfológicas de la región, así como el registro
arqueológico, tanto de esta zona como de zonas colindantes, apoyan esta
hipótesis. A pesar de ello, no debemos caer en generalizaciones, debemos tener
muy en cuenta el contexto geográfico de cada foco megalítico, además teniendo
en cuenta cómo pudo influir en los grupos humanos.
Finalmente, destacar que nuestro patrimonio
posee una gran riqueza y, en los años futuros, será labor de la ciudadanía y
las/os arqueólogas/os seguir aumentando los conocimientos respecto al
megalitismo de la región.
1.
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José María Señorán Martín
José María Señorán Martín en la Ruta a la Necrópolis de la Dehesa Boyal de Montehermoso
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