Páginas
▼
domingo, 30 de octubre de 2016
viernes, 28 de octubre de 2016
Tiempo de otoño, tiempo de esperanzas
El
viejo tronco de alcornoque había permanecido todo el verano seco, la poca vida
que albergaba era la de unos cuantos escarabajos, la chinche
roja (Pyrrhocoris apterus)
también conocida como chinche de la malva, zapatero o San Antonio. Aunque nosotros
siempre la llamábamos de pequeño “Gusano moro”. Había también un elaborado hormiguero
debajo de sus ramas y entre sus oquedades veía cruzar a menudo a la lagartija
colilarga. Del paso del zorro daban cuenta sus huellas y excrementos, así como
de una juguetona nutria que en los cercanos arroyos cangrejos cazaba.
Ahora llegado el otoño, con las primeras lluvias y los días soleados la
hierba vuelve a brotar junto a él, los musgos y líquenes empiezan a decorar su
corteza y como por arte de magia empiezan a aparecer las pequeñas setas que
parecen resucitar como si fueran sus ramas.
Las hojas de un roble cercano empiezan poco a poco a tornar de colores
pálidos, aunque todavía conserva muchas verdes, algunas cayeron presagiando que
los días se acortaban, que las tardes perdían luz y color y los atardeceres
rojos y naranjas se mostraban ante nuestros ojos que extasiados miraban.
Un ruido me hace levantar la cabeza y
mirar hacia arriba, es entonces cuando veo una bandada de grullas
surcando el cielo en perfecta formación, sus cantos anunciando su llegada nos
van a alegrar estos fríos días de otoño y del invierno. Me quedo hipnotizado mirándolas
como se pierden con el sol desdibujándose en el horizonte. Despierto, es hora de
regresar, hoy ya he aprendido otra lección que me ha dado la naturaleza, cruzo
arroyos con olor a poleo y me embriago del olor a campo antes de llegar a casa.
Tiempo de otoño, tiempo de esperanzas.
jueves, 27 de octubre de 2016
¿Por qué vemos el cielo naranja y rojo al atardecer?
Al atardecer cuando el sol cae en el
horizonte, el cielo empieza a sorprendernos con bellos colores que van variando
en tonos cálidos naranjas, rojos y amarillos. Especialmente hermosos son los
atardeceres de otoño, que son autenticas pincelas de arte que nos dejan
extasiados contemplando este maravilloso espectáculo de la naturaleza. Pero antes
de nada tenemos que saber porque cambia de color el cielo.
¿Por qué vemos de color azul el cielo?
Cuando penetran en la atmósfera, los rayos de
luz chocan con las moléculas que forman el aire: oxígeno, nitrógeno y gases
nobles, polvo, gotas y cristales de agua. Aunque la luz se dispersa en todas
las direcciones, no lo hace del mismo modo con todos los colores, ya que tiene inclinación por las tonalidades
azules.
¿Pero qué es lo que hace que cambie el color
azul del cielo al atardecer?
Lo primero que tenemos que saber es que la
luz solar que conocemos como “luz blanca”, está compuesta por todos los colores
del arco iris (rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta). Ahora bien, la
luz es una onda electromagnética y lo que hace que una luz sea diferente a otra
es la longitud de onda o el rango de dicha frecuencia o longitud. La luz
visible contiene las longitudes de onda que conseguimos apreciar, la más larga
es la observamos como el color rojo y la más corta es la observamos como el
azul o violeta.
¿Por qué vemos el cielo naranja y rojo al atardecer?
Cuando el sol se pone, los rayos que nos
llegan tienen que recorrer un mayor camino hasta llegar a la tierra. Al llegar
a la atmosfera, la luz de color azul se dispersa en todas las direcciones por
igual y es la luz que nos llega a nosotros en la superficie. El resto de
tonalidades, es decir la luz “menos azul”, continúan su camino y llegan a las
nubes, iluminándolas por su parte inferior.
Al chocar estos rayos de luz en las nubes, la
luz se refleja hacia la superficie terrestre y al atravesar de nuevo la
atmósfera continúa perdiendo sus tonalidades cercanas al azul. Cuánto más bajo
esté el sol en el horizonte, más atmósfera atravesará en su recorrido y más se
potenciará este fenómeno. De esta forma, conforme va atardeciendo, las nubes
pasan de un color amarillo suave hasta un rojo intenso.
Así, los tonos azules sufren tal dispersión
que no llegan a nuestros ojos mientras que el naranja, rojo y amarillo sí.
Cuantas más partículas sólidas hay suspendidas en el aire más coloridos y
saturados son los atardeceres.
Todo este fenómeno se produce por el rebote, la
dispersión de la luz, y la percepción final de nuestra vista.
jueves, 20 de octubre de 2016
Lagarto ocelado juvenil (Timon lepidus)
Lagarto
ocelado juvenil (Timon lepidus). Parque Periurbano de Conservación y Ocio
Dehesa Boyal de Montehermoso. 15 de octubre de 2016.
El lagarto ocelado es el más abundante de los lagartos en la península ibérica y el mayor lagarto europeo. Puede llegar a medir entre 60-70 centímetros de longitud, aunque en ocasiones llega a medir 90 centímetros. Los jóvenes tienen color gris, marrón o verde, con manchas amarillentas o blancas bordeadas de negro.
El apareamiento del lagarto ocelado se produce en los meses de febrero o marzo, a partir de entonces la hembra pone los huevos entre abril, mayo y junio. Las crías comienzan a nacer al final del verano, entre septiembre y octubre, alcanzando la madurez sexual a los tres o cuatro años.
El lagarto ocelado es omnívoro, aunque en esta fase juvenil su alimentación es básicamente insectívora, alimentándose preferentemente de insectos, arañas y gusanos.
viernes, 14 de octubre de 2016
¿Por qué ocurre el fenómeno de las hormigas voladoras cuando llueve?
Con el comienzo del
otoño las temperaturas empiezan a descender, se empiezan a producir las primeras
lluvias y es entonces cuando ocurre un extraño fenómeno que a todo el mundo
llama la atención. La invasión de las hormigas voladoras, algo que podemos
observar en los pueblos, ciudades, el campo, el monte y en otro tipo de
ambientes.
Siempre nos preguntábamos
cuál es el motivo por el que nos encontramos con esta plaga de miles de hormigas
voladoras después de un periodo de lluvia y altas temperaturas. La explicación
a este hecho es más sencilla de lo que imaginábamos.
Todo tiene que ver
con la creación de los nuevos hormigueros, ya que tras las primeras lluvias
otoñales, las hormigas voladoras abandonan su hormiguero con la única función
de crear otro nuevo.
De todas formas hay
que insistir en que no se trata de una plaga ni de un problema alarmante. Estas
grandes concentraciones de hormigas voladoras tan solo se deben al ciclo
natural que tiene la especie del genero Messor que en esta época tiene además su
ritual de apareamiento.
Una de las
curiosidades de esta especie es que las alas les salen a las hormigas el mismo
día que salen al exterior del hormiguero. Los machos viven muy poco tiempo y mueren
al copular con las hembras, que son más fuertes y resistentes. Las hembras
pierden las alas después de la copula y comienzan a establecer un nuevo
hormiguero, tratando de crear su propia colonia.
Las precipitaciones y
las altas temperaturas facilitan que la tierra sea más blanda y con ello puedan
construir con más facilidad y en menos tiempo el nuevo hormiguero. Los hormigueros
están constituidos por una colonia de hormigas que tienen una gran estructura
social, en la cual cada una desempeña diferentes tareas.
Por lo tanto, este fenómeno
que dura unos pocos días y que solemos observar en época lluviosa, no es más
que el vuelo nupcial del ciclo natural de estas hormigas que van a buscar sus
parejas para así formar un nuevo nido, esto solo lo pueden hacer en este caso
las hormigas voladoras, porque las obreras solo se encargan de las tareas de la
recogida de alimentos.
Estas hormigas cuyos huevos
pone la reina en primavera, pueden ser tanto machos como hembras. Mientras los
machos suelen vivir un año, la hormiga reina puede llegar a vivir entre 15-17
años.
Antiguamente se las conocía
como “la hormiga de la sementera”, ya que los agricultores consideraban que la
tierra tenia la humedad necesaria para poder sembrar la simiente.
jueves, 13 de octubre de 2016
La Calera en Santa Cruz de Paniagua
La Calera en Santa Cruz de Paniagua (Cáceres)
La Calera era una cantera que se utilizaba para obtener cal viva a partir de la piedra caliza. Como si se tratara de una mina abierta al cielo, sacaban las piedras en caballerías y las llevaban a los hornos de cal que estaban al lado, para después iniciar el proceso que consiste en quemar la piedra caliza hasta transformarla en cal viva.
Revisando varios documentos y trabajos y entre ellos encontré algunas aportaciones interesantes. En el libro “El Corredor de Béjar” escrito por Juan José Sanz Donaire nos habla de que se consideran cámbricas las calizas que aparecen en La Calera de Santa Cruz de Paniagua.
En el libro “Memoria geológico-minera de la provincia de Cáceres” de la serie “Memorias de la Comisión del Mapa Geológico de España” de Justo Egozcue y Lucas Mallada publicado en 1876, se atribuye a este afloramiento una edad cuaternaria. “Entre Aceituna y santa Cruz de Paniagua hay otra calera también abandonada que consiste en un pequeño deposito de caliza silícea como la de San José de Granadilla”.
La Calera estaba situada en el Camino de Aceituna a Santa Cruz de Paniagua, se halla a 550 metros de la Carretera Comarcal CC-8.2. La distancia desde Santa Cruz de Paniagua es de 2,75 km (2.750 metros). La distancia desde el cruce de la carretera que viene desde Aceituna a San Cruz de Paniagua es de 1,8 kilómetros (1.075 metros).
Revisando varios documentos y trabajos y entre ellos encontré algunas aportaciones interesantes. En el libro “El Corredor de Béjar” escrito por Juan José Sanz Donaire nos habla de que se consideran cámbricas las calizas que aparecen en La Calera de Santa Cruz de Paniagua.
En el libro “Memoria geológico-minera de la provincia de Cáceres” de la serie “Memorias de la Comisión del Mapa Geológico de España” de Justo Egozcue y Lucas Mallada publicado en 1876, se atribuye a este afloramiento una edad cuaternaria. “Entre Aceituna y santa Cruz de Paniagua hay otra calera también abandonada que consiste en un pequeño deposito de caliza silícea como la de San José de Granadilla”.
La Calera estaba situada en el Camino de Aceituna a Santa Cruz de Paniagua, se halla a 550 metros de la Carretera Comarcal CC-8.2. La distancia desde Santa Cruz de Paniagua es de 2,75 km (2.750 metros). La distancia desde el cruce de la carretera que viene desde Aceituna a San Cruz de Paniagua es de 1,8 kilómetros (1.075 metros).