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jueves, 27 de octubre de 2016

¿Por qué vemos el cielo naranja y rojo al atardecer?


Al atardecer cuando el sol cae en el horizonte, el cielo empieza a sorprendernos con bellos colores que van variando en tonos cálidos naranjas, rojos y amarillos. Especialmente hermosos son los atardeceres de otoño, que son autenticas pincelas de arte que nos dejan extasiados contemplando este maravilloso espectáculo de la naturaleza. Pero antes de nada tenemos que saber porque cambia de color el cielo.

¿Por qué vemos de color azul el cielo?

Cuando penetran en la atmósfera, los rayos de luz chocan con las moléculas que forman el aire: oxígeno, nitrógeno y gases nobles, polvo, gotas y cristales de agua. Aunque la luz se dispersa en todas las direcciones, no lo hace del mismo modo con todos los colores,  ya que tiene inclinación por las tonalidades azules.

¿Pero qué es lo que hace que cambie el color azul del cielo al atardecer?

Lo primero que tenemos que saber es que la luz solar que conocemos como “luz blanca”, está compuesta por todos los colores del arco iris (rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta). Ahora bien, la luz es una onda electromagnética y lo que hace que una luz sea diferente a otra es la longitud de onda o el rango de dicha frecuencia o longitud. La luz visible contiene las longitudes de onda que conseguimos apreciar, la más larga es la observamos como el color rojo y la más corta es la observamos como el azul o violeta.

 


¿Por qué vemos el cielo naranja y rojo al atardecer?

Cuando el sol se pone, los rayos que nos llegan tienen que recorrer un mayor camino hasta llegar a la tierra. Al llegar a la atmosfera, la luz de color azul se dispersa en todas las direcciones por igual y es la luz que nos llega a nosotros en la superficie. El resto de tonalidades, es decir la luz “menos azul”, continúan su camino y llegan a las nubes, iluminándolas por su parte inferior.

Al chocar estos rayos de luz en las nubes, la luz se refleja hacia la superficie terrestre y al atravesar de nuevo la atmósfera continúa perdiendo sus tonalidades cercanas al azul. Cuánto más bajo esté el sol en el horizonte, más atmósfera atravesará en su recorrido y más se potenciará este fenómeno. De esta forma, conforme va atardeciendo, las nubes pasan de un color amarillo suave hasta un rojo intenso.

Así, los tonos azules sufren tal dispersión que no llegan a nuestros ojos mientras que el naranja, rojo y amarillo sí. Cuantas más partículas sólidas hay suspendidas en el aire más coloridos y saturados son los atardeceres.

Todo este fenómeno se produce por el rebote, la dispersión de la luz, y la percepción final de nuestra vista.