jueves, 19 de marzo de 2020

Experiencias, emociones y anécdotas del coronavirus en Montehermoso


            Llevamos unos días de cuarentena que llevamos como mejor podemos, si se hace más difícil esto es por tener a mi hija lejos (por responsabilidad y solidaridad no vino al pueblo), y por la incertidumbre y la tensión de ver como mi mujer se va cada día a trabajar al hospital y estar expuesta a este bichito, como lo están la gran mayoría de personas que trabajan en el sistema de salud.

Por lo demás, la vida nos ha dado a todos un giro inesperado, quizás el cambio nos sirva para reflexionar y aprender a valorar más a las personas, a valorar más a nuestro planeta. Esta sociedad caminaba a toda prisa sin tener en cuenta los valores que tenemos como seres humanos. Ahora de repente un maldito virus nos ha venido a dar una lección. Nos encerramos en casa y echamos como nunca de menos a la gente, echamos de menos los saludos, los abrazos, los besos. Ahora nos tomamos un respiro, y mientras eso sucede, la naturaleza va recuperando su espacio, va recuperando su sitio.

Esta mañana temprano antes de salir el sol, solo el sonido del canto de las golondrinas inundaba la calle. Y la luna en cuarto menguante quedaba iluminada por la luz del alba. Asomado a la ventana veía como un hombre paseaba a un pequeño perro entre el silencio tempranero de la mañana y los pocos coches que pasaban con sus conductores portando una máscara.

Alrededor del mediodía volví a la ventana, necesitaba ver el cielo azul, aunque ahora estaba gris por las nubes. De repente una señora venía con su carro de la compra para casa. Y yo desde mi torreón le dije la alegría que me daba ver a alguien por la calle, de la extraña soledad que inunda el pueblo, de la tristeza y de la añoranza de las risas y carreras de los niños en la calle. Pensaba que cuando pase esto y se vuelva a la normalidad, después de abrazar a mi familia, saldré a la calle y a la primera persona que vea le voy a dar un fuerte abrazo para mostrar mi afecto y solidaridad. Y mientras pensaba esto dos hombres a lo lejos comentaban.

– Si no tenemos bastante con los aviones que nos fumigan, ahora nos curan los del ayuntamiento –

El otro a lo lejos contestó – Ya te digo –

Imaginación al poder. Hordas de aviones nos echan virus desde las alturas y los operarios municipales nos echan DDT. Que risas me pasé.

Por cierto, lo del paseo de los perros pasará a la historia, me contaban esta tarde de casos de gente que nunca ha salido a pasear a sus canes, del que se ha traído un perro del huerto para sacarlo, del que nunca miraba el perro de su madre y ahora lo saca cuatro veces al día, del perro que ve al amo y sale corriendo para que no lo saque…y muchas anécdotas más.

Ahora es cuando nos damos cuenta del silencio y la tranquilidad, y también del ruido al que continuamente estamos sometidos. Porque hay que ver lo que nos gusta el ruido, tanto que mucha gente lo prefiere al sosegado, tranquilo y melódico sonido que nos ofrece la naturaleza.

Recordaba el paseo con mis perras en el atardecer del 18 de marzo (día de mi cumpleaños). Cuando caminaba por la calle apenas oía ruido, solo silencio. Un silencio extraño, un silencio quieto y tranquilo solo roto por el sonido de los pasos de dos personas que me encontré en el camino que iban guardando la distancia, y con las que crucé unas pocas palabras y un saludo cordial.

Miraba el móvil para calcular el tiempo (porque ahora más que nunca tienes que medir y valorar el tiempo), cuando un sonido de música discotequera animo el ambiente. Salía de una casa, luego risas de niños, ilusión. Aquello me animó y miré a los lados para mover un poco los pies bailando ante el asombro de mis perritas. Luego todo aquello se tornó en emoción cuando empezaron a escucharse aplausos desde los balcones, terrazas y ventanas. Fue emocionante y muy emotivo y la tristeza daba paso a la esperanza.

Terminan los aplausos, luego silencio. Un silencio luego interrumpido por un castañeo melódico que empezaron a realizar las cigüeñas, como queriéndose unir con su crotoreo a tan entrañable homenaje. Lo curioso es que siento decir a dos hombres que se encontraron caminando.

– Mira, mira. Ha vuelto la gente a aplaudir –

Sin saber que eran las cigüeñas las autoras de tal aplauso. Una nota de humor que me hizo sonreír cuando ya enfilaba el camino a casa. Luego escucho resistiré y entre lágrimas abría la puerta de casa.

Por cierto, el aplauso que he dado la noche del 19 de marzo fue tan fuerte que las manos me dolían a rabiar y me ha costado hasta escribir estas líneas para vosotros.

Y ya para terminar, os propongo que también le demos un APLAUSO ENORME a los niños, ellos sufren mucho toda esta situación. Por eso y porque pronto los veamos correr en la calle y jugar con ilusión.

miércoles, 18 de marzo de 2020

Saldremos adelante


Echo de menos esos atardeceres que ahora fotografío desde una ventana de mi casa. También las risas de los niños al verlos jugando en la calle. La gente bulliciosa y los paisajes, esos paisajes de nuestra dehesa y los momentos en plena naturaleza. Me quedo con los detalles, con los instantes vividos, y con las ganas de ver y abrazar a la gente que está en mi vida.

Pero si hay algo que me queda de toda esta crisis, es que la solidaridad y la humanidad, están por encima de ideologías políticas. Ha tenido que venir un virus para sacar nuestro lado más humano. Saldremos adelante, como también lo hicieron nuestros padres y abuelos en otros tiempos difíciles.

Pero recordar que hay gente que no tiene los medios que tenemos. Seguramente no puedan hacer cola en los comercios y supermercados, sencillamente porque no tienen apenas para comer. Y si no les mata un virus, les mata la guerra o el hambre. Tener eso siempre presente cuando os quejéis de la situación que vivimos ahora.

SALDREMOS ADELANTE MÁS UNIDOS Y SOLIDARIOS QUE NUNCA…Y TAMBIÉN MÁS HUMANOS.

Paraje Natural y cuevas graníticas de Las Potras. Espacios Naturales Protegidos de Montehermoso

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Flora y Fauna de Montehermoso

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Parque Periurbano de Conservación y Ocio “Dehesa Boyal de Montehermoso”

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Conjunto megalítico en Montehermoso

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